Suad

12 sep 2016 in microrelato, writting

A pesar de que su nombre significaba ‘Buena fortuna’, Suad sentía que había tenido poca suerte en la vida.

 

Asomando tímidamente su cabeza por debajo de las sábanas, ya rasgadas por el uso, comprobó que eran ya casi las ocho. Quedaba poco para que el despertador comenzase a sonar, de modo que apuró sus últimos minutos de descanso antes de que pasase el siguiente. Aquel día Suad había conseguido tan sólo alquilar un sitio para dormir cuatro horas durante la tarde, pero por lo menos en esta ocasión se trataba de una cama, en lugar del sofá de los últimos días.

Algunos compañeros le habían llegado a contar que en ocasiones se habían visto en la obligación de alquilar por un rato la bañera de la vivienda. Suad no soportaba tener que dormir cada noche en un lecho que nunca olía a la misma persona, y que cuando lo hacía, no era a ella, pero desde que llegó de Marruecos no había encontrado nada mejor que pudiese pagar con el jornal que recibía por ayudar en la recogida de fruta como temporera.

Un ensordecedor sonido comenzó a repetirse en la cabeza de Suad. Era la hora. Tras darle un manotazo al móvil para detener la alarma, la joven abandonó casi de un salto la que había sido su casa durante cuatro horas; no quería pagar ni un euro más de los diez que le habían pedido por unas cabezadas en una cama de mala muerte. Se puso los zapatos, recogió sus cosas y cerró la puerta de la habitación. Se despidió del dueño y, mientras se cruzaba por la escaleras con la persona que ocuparía su lugar en ese catre desangelado durante otras tantas horas, se preguntó por qué no le habrían puesto otro nombre.